Pensarlo y decirlo primero. Desde ahí hay que llevarlo a nuestras acciones en la vida diaria.
Si pienso en la paz de la humanidad y me peleo con los que tengo cerca en el día a día, tengo que empezar a observarme. Eso no es tarea de los demás, es personal.
Si puedo pacificarme, puedo proyectarme en paz hacia el entorno. Construir desde MI lugar para la paz con los demás.
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